El efecto del azar y la ignorancia en nuestro éxito y liderazgo
Nos gusta pensar que existe una lista de conocimientos y capacidades que una vez alcanzadas te lleven al éxito. ¿Es realmente así?
Dicha lista no existe porque el liderazgo varía en función de la organización y del momento. Además, solemos olvidar el papel fundamental del azar y nuestra propia ignorancia.
El papel del azar en el éxito y el liderazgo
Existen múltiples formas de definir el contexto que rodea nuestras vidas, algunos le llaman VUCA que hace referencia a volátil, incierto, complejo y ambiguo, y otros definen el contexto como BANI, es decir, frágil, ansioso, no lineal e incomprensible. Sea como fuera, existe un concepto que encaja perfectamente por encimo de todos los demás, y ese concepto es el caos.
Nuestro contexto es caótico, y eso tiene aspectos negativos puesto que nos obliga a estar muy atento a los cambios, pero, por el contrario, tiene otros aspectos muy positivos y es que, ese caos es capaz de generar cientos de oportunidades que, sumadas a la digitalización, nos permiten ser cualquier cosa. Podemos elegir cualquier profesión, y con esfuerzo y en muy poco tiempo ser una persona eficaz en ella, pero ¿cuál elegir? El problema de elegir es el coste oportunidad asociado, es decir, todo lo que dejamos pasar por haber elegido.
La vida está llena de decisiones sobre lo que quiero o no ser, y en cada una de esas posibles vidas paralelas, el azar jugará irremediablemente su papel al permitirnos conocer esa persona que nos dé la oportunidad deseado, o bien, al brindarnos la oportunidad de haber acertado en el momento oportuno con una moda o tendencia. En este mundo de oportunidades aparece el concepto del FOMO, el miedo a quedarme fuera, y esto genera ansiedad.
En segundo lugar, otro motivo que nos hace olvidar el papel del azar en nuestro éxito y liderazgo se halla en nuestra mente, en su predisposición a las explicaciones causales. Esta forma de pensar en que una cosa es el motivo de otra ofrece orden a nuestro cerebro, y por tanto bienestar. La mayoría de las historias de los emprendedores de éxito intentan mostrar una causalidad directa entre un conjunto de acciones y su éxito, cuando en verdad, lo que no nos cuentan es que el azar les hizo llegar un producto, un inversor o un mercado no buscado.
En definitiva, no hay decisiones transcendentes que de forma única nos lleven a una vida llena de éxitos, ni causalidad en llegar a él, por lo tanto, salgamos de esa angustiosa ansiedad y vivamos el camino. Y no os confundáis, no estoy diciendo de no hacer nada, estoy hablando de aceptar el azar como algo habitual.
El papel de la ignorancia en el liderazgo
Estoy seguro que muchos de vosotros habéis tenido un compañero, un jefe, un amigo o pareja que habla con una seguridad sorprendente, hasta que un día, ese tema del que habla es uno del que vosotros conocéis muy bien y, aun así, os sorprende la seguridad de sus palabras, aunque en este caso sabéis que son equivocadas, y que vosotros mismos sobre ese tema del que sois expertos, nunca hablaríais de esa forma. ¿Qué ocurre?
Lo que ocurre es que está actuando el sesgo de la ignorancia. Como se puede ver en la gráfica, conocer con cierto detalle un tema nos lleva a pensar que tenemos ciertas capacidades y conocimiento que nos permiten opinar con cierta seguridad. En este punto es donde mucha gente se encuentra.
Sin embargo, un conocimiento más profundo sobre ese mismo tema empieza a destapar la inmensidad del tema que aún desconocemos, y esto nos hace bajar nuestra seguridad, ya que ahora sabemos que lo que desconocemos es mucho más que lo que conocemos. En ese momento, tus palabras reflejan más dudas que certezas.
En el contexto político, conocer algo un tema, y ser ignorantes de todo lo que no saben les permite actuar con gran seguridad y mejora su liderazgo. En algunas empresas, esta seguridad es premiada para ascender. Sin embargo, en educación e investigación, cuando realmente se nos requiere una especialidad, entonces un conocimiento superficial va en nuestra contra.
Ya estáis avisados, cuando alguien asevere con mucha vehemencia algo, pensar que su conocimiento del tema es muy vago, estáis en disposición de poder debatirlo con argumentos, normalmente, sembrando una duda razonable. Y cuando seáis vosotros los que tengáis que convencer de algo, hacerlo con seguridad, pero terminar preguntando ¿Qué problemas véis que yo no?¿Hay lagunas en mi argumentación que yo no he sabido leer? Ahí estaréis demostrando seguridad, pero no ignorancia…