HEMOS DIRIGIDO LAS EMPRESAS COMO SI LAS PERSONAS FUESEN MÁQUINAS, Y AHORA QUEREMOS QUE LAS MÁQUINAS SEAN PERSONAS
Durante la revolución industrial aparecieron varios autores con ideas nuevas sobre la organización del trabajo en las empresas que motivaron un cambio que en parte aún conservamos hoy día. Así, Frederick Taylor estudio cómo aumentar la eficiencia adoptando una visión científica con aportaciones como la división del trabajo en tareas como si cada trabajador fuese una pieza de la gran máquina que es la empresa. Henry Ford llevó la idea de Taylor al extremo creando el sistema mecánico de fabricación de automóviles que, en parte, aún sigo en activo. Y por último, Max Weber propuso una visión de la empresa basada en reglas, jerarquías y procesos estandarizados.
Todos estos autores formaron la base de la visión mecanicista del trabajo que concibe a las personas como engranajes de una máquina organizativa con funciones específicas, repetitivas y estandarizadas. Es cierto que en la actualidad las organizaciones son más humanas, flexibles e innovadoras, pero aún quedan muchas de las ideas mecanicistas en la dirección de empresas. Históricamente, se ha tratado que las personas trabajasen como máquinas.
Sin embargo todo parece cambiar con la aparición de la Inteligencia Artificial Generativa (hashtag#GenAI) y los agentes de IA en particular. Un agente de IA es un sistema capaz de tomar información del entorno, razonar y ejecutar acciones de forma autónoma para lograr sus objetivos. Sam Altman, CEO de hashtag#OpenAI ya dijo que pronto veríamos una empresa valorada en $1.000M (unicornio) formada por una sola persona y un ejercito de agentes de IA. Es decir, se está asentando la idea de que los agentes de IA harán muchas tareas que actualmente hacen personas, y de que personas y agentes trabajarán de forma conjunta. Además, se observa una tendencia creciente en la que se empieza a dotar a estos agentes de formas de “pensar” y actuar como personas. Es decir, estamos diseñando máquinas que se comporten como personas. El objetivo ha cambiado, ya no se buscan personas que trabajen como máquinas, sino máquinas que trabajen como personas.
Las implicaciones son disruptivas y esto nos obliga a hacernos preguntas: ¿Qué autoridad le damos a estos sistemas de agentes inteligentes?¿Qué control tenemos sobre si lo que deciden es bueno o no?¿Quién se debe responsabilizar de esa decisión?¿Qué elementos de control debemos diseñar?
Conclusión: viene un mundo nuevo en el que debemos seguir desarrollando nuestras capacidades cognitivas, como resolución de problemas complejos y análisis crítico entre otra para lo que os aconsejo seguir mi newsletter de hashtag#Novomind (link abajo) -. Además es esencial aprender sobre agentes de IA, orquestación de agentes, pero también gobernanza para diseñar nuevas estructuras organizacionales.