OPINIONES PROVISIONALES
En este vídeo comparto mis reflexiones sobre el valor y el papel de las opiniones. Comienzo recordando una experiencia personal: cuando estudiaba informática, no veía un futuro prometedor para los teléfonos móviles, basándome en los pocos modelos existentes en ese momento. ¡Qué lejos estaba de la realidad! Con el tiempo, los hechos evolucionan, y mi opinión también podría haberlo hecho. La clave es que toda opinión debe basarse en los hechos y ajustarse si el contexto cambia.
Imagino lo absurdo que sería haber convertido mi rechazo inicial a los móviles en parte de mi identidad. Nuestras opiniones nunca deben confundirse con nuestra identidad, ya que al modificarlas podríamos perder credibilidad si las asumimos como parte esencial de quiénes somos. En mi caso, mi identidad es la adaptabilidad.
Cuando transformamos una opinión en identidad, cualquier contradicción se percibe como un ataque personal, lo que obstaculiza el pensamiento libre. Consideremos el debate sobre el cambio climático. Si una persona convierte la defensa del medio ambiente en su identidad, reaccionará emocionalmente ante opiniones contrarias, dificultando así el diálogo constructivo.
¿Qué hacer cuando alguien se identifica con su opinión? Intentar convencerlo directamente suele ser ineficaz. En su lugar, opto por la mayéutica: formular preguntas que generen duda y propicien la reflexión. Por ejemplo, en el caso del cambio climático, puedo preguntar por el aumento de desastres naturales o por la percepción de los agricultores. El objetivo no es confrontar, sino invitar a reconsiderar.
Cambiar de opinión no es mentir, sino descubrir nueva información. Cuando integro datos que antes no conocía, ajusto mis creencias en consecuencia. Recuerdo el caso de un amigo que, como manager, debía proponer una solución para optar a un ascenso. Al compartir conmigo la alternativa de un competidor, le pregunté: “Si la empresa fuera tuya, ¿qué propuesta elegirías?”. Reconoció que la del otro era mejor, la propuso, y finalmente consiguió el ascenso. Cambiar de opinión ante una opción más sólida es un acto de liderazgo.
Conclusión: no hagamos de nuestras opiniones nuestra identidad. Y si alguien lo hace, recurre a la mayéutica para facilitar el diálogo. Tampoco hagamos de tener razón nuestro propósito esencial, pues no siempre la tendremos. Espero con interés vuestros comentarios y os animo a suscribiros para seguir fomentando juntos el pensamiento crítico.