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La innovación nunca ocurre de forma centralizada ni planificada

Entre otras cosas, me dedico a ayudar a las empresas a ser más innovadoras, y he observado que la innovación nunca proviene de una forma centralizada ni planificada.

Ahora bien, esto no significa dejar todo el peso de la innovación al azar o al libre albedrio. No es eso. Lo que os quiero decir es que debemos trabajar elementos importantes y que muchas veces pasamos por alto, como la cultura, el propósito y las personas (de dentro o de fuera de la empresa).

Los procesos son importantes, pero aún más la cultura

[/vc_column_text][vc_column_text]Todos estaremos de acuerdo que una empresa para poder crecer ha de procedimentar sus operaciones en una serie de procesos con el objetivo de ser más eficientes. Ahora bien, son justamente estos procedimientos los que limitan la libertad de acción, y por tanto la generación de innovación.

Entonces ¿Qué hacer? ¿Cómo puede ser más eficiente a través de los procesos y no perder fuerza innovadora? Una de las respuesta está en trabajar la cultura organizacional.

No es fácil, pero si se trabaja una cultura empresarial real hacia valores como la transparencia, la confianza, la gestión del fracaso, la auto-organización, la creatividad y la iniciativa personal, estaremos construyendo los cimientos de una empresa realmente innovadora.

Si somos capaces de construir una cultura en base a los valores anteriores, las propias personas serán capaces de decidir cuándo saltarse un procedimiento en favor de la innovación.

El poder del propósito

Un propósito empresarial fuerte es aquel que expresa algo por lo que valga la pena trabajar.

Cuando una organización logra que sea el enfoque del propósito lo que mueva a sus empleados ocurren cosas muy interesantes como por ejemplo el detrimento en la importancia de la competencia.

Un propósito fuerte oriente a las personas, pero sobre todo las inspira, y de esa inspiración se nutre la innovación.

Las personas son sensores del cambio: descentralización

Una fuente de innovación es el cambio, y para que esto ocurra, el cambio ha de ser detectado de forma consciente para poder actuar. En este sentido, hay que decir que todos somos sensores naturales, y en una empresa, todos los trabajadores de la misma pueden y deben acometer la función de detectar cuando algo no está funcionando tan bien como podría o cuando se abre una nueva oportunidad.

Para que nuestras plantillas puedan actuar como sensores en primer lugar deberemos formarles en esta área, y después crear una seria de rutinas, hábitos y procesos en los que estas personan puedan libremente y sin ningún tipo de barrera para comunicar aquello que sienten.

No podemos permitir que las personas de nuestras empresas dejen de sentir e intuir. Esta percepción ocurre en todas partes, en todos los departamentos y a todos los niveles, siendo una información de alto valor comparable con cualquier sistema analítico de Big Data o Business Intelligent.

¿Por qué no introducir más intuición y emoción en las empresas?

Abriendo los procesos de innovación hacia el exterior

De esto ya he hablado en números artículos anteriores y la idea reside en que la innovación no sólo tiene porque venir de dentro de la empresa, sino que fuera de ella existe mucho talento que estaría dispuesto a colaborar con una empresa motivado por el reconocimiento personal, la autoestima o simplemente su desarrollo personal.

Estamos hablando del concepto de la Open Innovation, y de su función como herramienta hacia la innovación. Si necesitas desarrollar tu plan de negocio para apuntalar la innovación, te aconsejo Business Plan Advisor, tu asistente de Chat GPT entrenado con toda la información sobre los planes de negocio.

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