El empleo es algo dinámico que depende en gran medida del tejido empresarial y de las formas en que las empresas se organizan y compiten entre sí. Necesitamos comprender este hecho para buscar nuevas salidas profesionales y asegurarnos la empleabilidad en el futuro, algo que parecía a lo que todos tenemos derecho, pero que la historia nos ha enseñado de que quién realmente tienen el control del empleo no es más que la oferta y la demanda.
¿Qué está pasando?
Está pasando que estamos viviendo una profunda crisis económica desde varias perspectivas de las que sólo algunas son el foco de este post. Una de esas perspectivas es la pérdida de competitividad de las empresas. Esto no significa otra cosa que nuestras empresas precisan reorganizar sus procesos para ser más rentables y por tanto, más competitivas en un entorno global.
Y sí, uno de esos procesos de cambio suele ser el de la producción. Otros países están tecnificando sus procesos de producción, es decir, incorporando en la medida de los posible más tecnología, y por contra menos personal. Además, las empresas también están tratando de buscar procesos más flexibles que tengan un impacto claro en las ventas. Creo que vamos a tardar mucho tiempo en volver a ver en PYMES personal de calidad o prevención de riesgos laborales que no sea exigido por ley.
Está pasando que estamos cambiando la forma de hacer las cosas, que las empresas son cada vez menos fabricantes de productos, para pasar a ser solucionadoras de problemas, de los problemas de sus clientes. Y esto requiere cambios. Cambios que se traducen en exceso de personal en unos departamentos, pero también, en nuevas necesidades que han de ser cubiertas, ya veremos más adelante si por personal propio o acuerdos.
¿Esto ya pasó antes?
Por supuesto que sí. La revolución industrial del siglo XX producida en parte por la máquina de vapor, provocó un gran cambio laboral, pues las tareas más repetitivas y más duras como el trabajo del metal desaparecieron, así como la gran cantidad de trabajadores artesanos que tuvieron que reciclarse y aprender nuevas formas de trabajo a la sombre de la tecnología aparecida en el momento.
Si vamos más atrás, en el siglo XIX, trabajadores ingleses crearon el movimiento que se llamó el ludismo, cuyo único objetivo era el de acabar con las máquinas al creer que éstas les quitaban el empleo. Podríamos pensar que esto es cosa del pasado, pero el ludismo sigue vivo hoy día.
¿Hacia que modelo vamos?
Como vengo diciendo en las líneas anteriores, vamos hacia un modelo más flexible y sobre todo, más tecnológico. Un modelo en el que ya no se busca un empleo para toda la vida con una dura y larga relación laboral entre las empresas y las personas, sino a un modelo mixto entre relación laboral y mercantil.
Una relación mercantil consiste en una colaboración entre una persona y una empresa, para un periodo más o menos determinado y con el objetivo de una función concreta. Lo habitual son las relaciones mercantiles entre empresas, pero es cada vez más común, las relaciones mercantiles entre autónomos y empresas. Creo que vamos hacia ese modelo mixto donde las empresas tengan cierto personal propio, que desarrollen las actividades claves de la empresa con un aporte real de valor en sus productos hacia los clientes, junto con una nutrida red de relaciones mercantiles con otras empresas y autónomos muy especializados con los colaborarán de forma habitual. Es decir, vamos hacia un modelo de organización empresarial en red en contraposición de las grandes multinacionales, siendo los nodos de esa red autónomos y empresas, empresas muy poco jerarquizadas y horizontales.
Además, todo esto sustentado en la tecnología. La tecnología va a permitir relacionarnos con la empresa de otra forma. Independiente del lugar o del horario, muchas de ellas buscarán las relaciones con aquellos profesionales mejor valorados que quieran una colaboración no indefinida. Profesionales con capacidades más integrales de toda la compañía, más globales, que entiendan la relación y la importancia con el cliente, y sobre todo, con altas dosis de motivación, que serán remunerados por rendimiento y resultados.
Es cierto que la tecnología, como siempre ha pasado, elimina aquellos puestos de trabajo más automáticos y por tanto, con menos valor. Pero esto no es malo, y lo argumento en las conclusiones.
Conclusión
La forma de trabajar esta cambiando. Las empresas están cambiando. Las relaciones entre trabajadores y empresas está cambiando. Las relaciones entre empresas y clientes también está cambiando.
Todos estos cambios se traducen en destrucción de puestos de trabajo por un lado, y la búsqueda de nuevas necesidades sin cubrir por otro lado. Según distintos informes, para el año 2015 se necesitará cubrir más de 700.000 puestos de trabajo relacionados con la tecnología en Europa y no tenemos a nuestros jóvenes formados. Hay un gran recorrido en la formación.
Están apareciendo nuevos puestos de trabajo con necesidades reales que hace tan sólo 5 años ni siquiera existían, como por ejemplo, expertos en SEO, usabilidad, marketing digital y otros tantos más como indica el periódico Expansión en su artículo “30 profesiones con futuro“. La tecnología es capaz de eliminar los empleos con menos valor al tratarse de procesos que pueden ser automatizados, pero sin embargo, debemos pensar en que siempre aparecerán nuevas necesidades, siempre, y que al quitarnos esas tareas repetitivas, tendremos más tiempo para pensar, ser más creativos y más innovadores, y por tanto, evolucionar más rápido.
Pero no todo es tecnología, están apareciendo nuevos yacimientos de empleo aún por consolidar en sectores como la salud, la energía o el medio ambiente que precisará de personal cualificado. Así como también es de destacar, que existen países con ciclos económicos contrarios al nuestro, y mientras que unos desaparece empleo, en otros se necesita más que nunca. Y esto es así siempre, una y otra vez.
Creo sinceramente que el trabajo no se destruye sino que se transforma. Se transforma en nuevas necesidades o localizaciones, y que sólo aquellos que entiendan el cambio y muestren una actitud activa fuera de su zona de confort, pondrá remedio y soluciones.
(Si, puede que el título sea ofensivo para muchas de las personas que desgraciadamente hoy se encuentra en desempleo, pero es lo que creo y lo que cuento.)