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Amazon, tu recaudador de impuestos

La historia de Amazon no es tal como le gusta contarla a su CEO, Jeff Bezos. La verdadera historia de Amazon es la una empresa innovadora que supo aprovechar como ninguna el crecimiento de Internet y el comercio electrónico pero que se ha convertido en el segundo elemento de poder de EEUU, tan sólo por debajo del propio Gobierno del país y, ahora, les preocupa y les ocupa.

Hace pocas semanas leí el libro “Estados Unidos de Amazon” de Alec MacGillis, un libro que estudia una enfermedad social provocada por las grandes tecnológicas como si de una gran plaga se tratase, pero de una de ellas por encima de todo: Amazon. En este post os traigo algunas de sus conclusiones.

El propósito de Amazon

Los que nos dedicamos a la formación y la consultoría empresarial defendemos un propósito altruista de las empresas. Predicamos que la razón de ser de las empresas, su propósito, va más allá de la propia organización, va de trabajar para las personas y todo aquello que les rodea, y que los beneficios son una consecuencia del propósito. Por el contrario, y según el propio Bezos lo único que debe importar a las organizaciones son sus beneficios, y el valor que éstos otorgan a los accionistas. Nada más. El resto del mundo se verá beneficiado de algún modo mágico, que poco le preocupa.

Al igual que la narrativa del garaje. En sus inicios, el propio Bezos alquiló una casa en Bellevue necesariamente con garaje, para así, seguir la idea romántica de que en EEUU los grandes proyectos se inician en un garaje.

El círculo virtuoso del éxito

El círculo virtuoso del éxito es sencillo de entender: el servicio al cliente y el envío gratuito de Amazon Prime generan tráfico online, que anima a otras empresas a formar parte del Marketplace, lo que amplía la selección de productos y reduce el coste estructural de la web, lo que a su vez permite reducir más los precios y aumentar las ventas atrayendo de nuevo a más vendedores.

Clasificando personas y ciudades

“Todo lo que pueda ser automatizado se automatizará” – Esto es otro de los mantras de nuestras ideas donde parece que la tecnología tiene su foco: la automatización. Sin embargo, la automatización tiene dos vertientes, la primera nos dice que la automatización puede hacer que las personas hagan funciones cada vez de mayor valor, pero la segunda vertiente no tan buena, nos indica que la automatización puede eliminar por completo el acto de pensar de las personas.

Amazon es 80% automatización y 20% funciones de valor. Amazon en EEUU clasifica a las personas y decide cuáles de ellas valen para sus centros logísticos, sus centros de datos o sus oficinas centrales. En sus centros logísticos es donde tiene su mayor fuerza laboral y donde la automatización es máxima, en los centros de datos apenas emplean a una veintena de personas en cada uno, y en las oficinas es donde busca personas de gran valor de conocimiento, pero con una cultura implacable. Amazon, además, ubica cada uno de los tres elementos anteriores según el nivel de riqueza y de perfil de sus vecinas buscando dichos perfiles. Y esto, no hace más que agrandar la brecha entre perfiles y las diferencias entre ciudades de EEUU.

Amazon, el recaudador de impuestos

Amazon no solo es el dueño del mercado, la plataforma, sino que además participa de él, es decir, que si quieres vender por Internet como comercio minorista con ciertas posibilidades de éxito, tienes que vender por la plataforma de Amazon pagando aproximadamente el 15% de comisión. Esto de por sí que ya es dudoso desde la normativa antimonopolio empeora cuando te das cuenta que no sabes nada, y que Amazon lo sabe todo de ti, de tal forma que si tu producto tiene éxito, Amazon creará una copia a precios tan bajos que te será imposible competir.

Además, en un momento determinado de la historia de Amazon, éstos se dan cuenta de que su tecnología es tan buena, que puede y debe monetizarse, y crean AWS. De nuevo, es tal su fuerza de penetración en el mercado, que parecen haberle puesto un contador a Internet. Como resultado de tal dominio, Internet es un espacio cada vez más concentrado, menos abierto y más hostil a la innovación y el emprendimiento. El movimiento Web3 es parte de la esperanza en la red.

Lo mires desde el enfoque que quieras, Amazon se ha convertido en un recaudador de impuestos que grava la venta por Internet, sólo que no es un Gobierno, es una empresa privada. Como dirían en otros sectores: la banca siempre gana.

“Cuando oímos a los emprendedores decir yo soy el Amazon de esto o el Amazon de aquello sólo ven el éxito del accionista, pero no del resto de elementos que componen una sociedad”

Pascual Parada

Es curioso, una empresa privada recaudando impuestos y, sin embargo, una de las que menos paga por su ingeniera financiera, y por acuerdos con administraciones locales que incluyen exenciones de más de 15 años en el impuesto de bienes inmuebles. Según el autor, que instalen un centro de Amazon en tu región con exención de impuestos significa que esos impuestos serán sufragados por los vecinos, pero eso sí, sin una nave de Amazon se quema que vayan los bomberos que el resto pagamos, y si hay un accidente que los atiendan los hospitales que ellos no pagan.

Como dice el autor, nunca volverás a comprar en Amazon de la misma manera!!!

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