SI SEGUIMOS ASÍ, DENTRO DE POCO NECESITAREMOS GIMNASIOS CEREBRALES
Llevo unos meses observando como la gran mayoría de los alumnos de mis clases en la universidad utilizan de forma nefasta la Inteligencia Artificial. Pero no sólo eso, sino que cuando voy a impartir formación en empresas, veo que el tema no mejora, y es por ello que en las siguientes líneas te propongo una reflexión profunda sobre como la tecnología afecta al trabajo, eliminado cierto elementos que luego buscamos suplir de otras formas.
Antes de la revolución industrial, la mayoría de los trabajos que se hacían bien en el campo o en la ciudades eran predominantemente físicos. El trabajo en el campo, que era la ocupación más común, dependía de herramientas manuales (azadas, arados tirados por animales) y del esfuerzo humano para arar, sembrar, cosechar y transportar productos. En las ciudades, carpinteros, herreros, constructores y mineros realizaban todas sus tareas igualmente con la fuerza de sus brazos, por no hablar de la forja de metales, el corte de madera y el movimiento de piedras que eran actividades de gran intensidad física, al igual que empleos cuya función principal consistía en mover mercancías y personas a caballo, o empujando/tirando carros y barcazas. Estos trabajos tan duros ofrecían una gran ventaja y era que lograban mantener al cuerpo con un buen desarrollo muscular. Sin embargo, tras la revolución industrial, las máquinas empezaron a sustituir las tareas físicas mas duras reduciendo el tono muscular de los trabajadores y apareciendo así los gimnasios como solución para mantener alto el estado físico.
Ahora estamos viviendo un momento similar. La IA Generativa es la herramienta cognitiva más potente jamás inventada, y lo que llevo observando desde hace meses es que la mayoría de las personas cometen un grave error: ESTÁN DEJANDO DE PENSAR. Es lo que podemos denominar a nivel técnico como pereza cognitiva y consiste en que las personas, ante tareas complejas que implican un esfuerzo mental para el análisis y la reflexión, están delegando dichas tareas en la Inteligencia Artificial por comodidad. Esto es un grave error, y no es comparable con aquellos que asemejan esta situación con la aparición de las calculadoras, y no lo es porque calcular es una tarea muy pequeña si la comparamos con procesos cognitivos como memorizar, analizar o reflexionar. Si dejamos de pensar y de aprender, entramos en lo que se llama DEUDA COGNITIVA, y esto significa que dejamos de aprender hoy algo que deberemos aprender mañana, estaremos en deuda con el aprendizaje.
Ante esta situación, si al pasar la revolución industrial necesitamos de gimnasios para fortalecer el cuerpo que antes ejercitábamos en el trabajo, ahora, en plena revolución de la IA, quizás necesitaremos ir dos días a la semana a gimnasios mentales para fortalecer el cerebro al ser sustituido por la IA en los trabajos.
¿Es esta una buena solución? Creo que no. Creo que no debemos permitir llegar a esta situación. Como os decía en un artículo anterior sobre la productividad, existen dos alternativas, una mala y una buena: (1) Visión del reemplazo (la opción mala), donde utilizamos la IA para reemplazar el pensamiento humano, delegando en la tecnología tareas cognitivas que deberíamos hacer los humanos, y (2) Visión de aumento (la opción buena) donde dividimos una actividad en un conjunto de tareas y decidimos que tareas la IA hace mejor que nosotros, y que tareas son inherentemente humanas, como el significado o el propósito, lo que nos aumenta y nos hace mejores.
¿Quieres apuntarte a un gimnasio mental en el futuro por haber perdido masa cerebral o quieres aumentar tus capacidades cognitivas? Esto es lo que te propongo desde ICAU, el Instituto de Cognición Aumentada, donde a través de programas de formación 100% online te enseñamos a aumentar tu creatividad o capacidad de resolución de problemas haciendo que seas mejor, pero no sustituible.
