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¿Es el síndrome del impostor una actitud positiva para el liderazgo?

Todos hemos oído hablar del síndrome del impostor como algo negativo que hay que eliminar para desarrollarnos profesionalmente ¿Por qué? ¿Es posible una lectura positiva para el liderazgo?

Una historia de éxito basada en la duda

Hace unos años, en una de mis clases de estrategia empresarial, una de mis alumnas me asombró desarrollando un examen excepcional mientras que en clase había pasado totalmente desapercibida. Hace unas semanas, por una serie de coincidencias, me encontré de nuevo con ella y charlando me comentaba su trayectoria profesional. Indudablemente había alcanzado el éxito que se merecía y cuando así se lo hice saber, ella me respondió, con gran sorpresa para mí, que la fuerza que le había guiado durante estos años atrás no era otra sino el síndrome del impostor.

El síndrome del impostor es la sensación constante de qué no te mereces el éxito conseguido, es una percepción de dudas sobre uno mismo, y esta sensación es capaz de provocar ansiedad y tristeza en las personas que así lo experimentan. Casi todos conocemos a alguien que tiene o ha tenido esta sensación de impostores en algún momento de sus carreras. Sin embargo, no en todas las ocasiones tenemos que entender esta sensación como algo negativo, pues el síndrome del impostor también pertenece a las personas de éxito.

Ventajas del síndrome del impostor

¿Qué hacen las personas de éxito cuando sufren del síndrome del impostor? Trabajar más. Esta es la primera ventaja del síndrome del impostar, el impulso para seguir trabajando y ganarse el puesto hacia sí mismas, ni siquiera ante los demás. Para las personas de éxito, el síndrome del impostor les empuja a demostrar más que al resto, y eso les hace mejor.

La segunda ventaja que trae aparejado el síndrome del impostor para las personas de éxito es una motivación extra para trabajar mejor, es decir, para buscar la excelencia en todo momento ante cualquier oportunidad. Las dudas generadas en las propias personas les lleva, en ocasiones, a cuestionarse todo lo establecido, como si de un principiante se tratase, y esto es una gran ventaja para cambiar de enfoque ante problemas complejos.

Y la tercera ventaja que aporta el síndrome del impostor en las personas de éxito es una mejora de sus capacidades cognitivas de aprendizaje. Dudar de sí mismas les hace buscar mejores capacidades y conocimientos para sentirse algo más tranquilas, y por eso se forman continuamente. Aprender requiere de humildad para reconocer que no se sabe algo, y las personas con el síndrome del impostor son, de facto, humildes. Las dudas llevan a las personas a hacerse preguntas y buscar nuevas ideas que las respondan.

Y la cuarta y última ventaja del síndrome del impostor es que sostiene la idea que todos podemos aprender algo de cualquier persona. Toda persona sabe hacer algo mejor que muchas otras personas de su alrededor, y hay que estar abierto a comprenderlo y aprovecharlo. En todos vosotros hay grandeza, como diría Mario Alonso Puig.

Reflexión final sobre el liderazgo

Un buen líder cambia de opinión cuando el contexto cambia, y no vincula la identidad de su ser a ideologías o creencias que más tarde puedan ser convertidas en barreras hacia el cambio. El buen líder elige sus propias opiniones en base a cuestionárselo todo, en base a las dudas generadas de sí mismo y de lo que le rodea, y si algo tienen las personas que presentan el síndrome del impostor, son dudas.

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