Icono del sitio Pascual Parada

ELEGIMOS A NUESTROS LÍDERES EN RAZÓN DE LO QUE ADOLECEMOS

El desastre ocurrido en EEUU hace tan sólo unos días atrás con el episodio vivido del asalto al capitolio no es una excepción de liderazgo patético en la historia de la humanidad. Estamos rodeados, a nivel político y empresarial, de líderes legítimamente elegidos (salvo excepciones) cuya acción de liderazgo y gobierno es claramente patética, y en ciertos casos como el americano, incluso demencial.

¿Por qué no elegimos para que nos gobiernen a las personas más competentes? ¿Cuáles son nuestros criterios de selección? ¿Es la elección un tema racional o emocional?

Siguiendo con el caso del capitolio, se trata de un conjunto de personas en forma de masa organizada se unen por un objetivo en común, una visión de un país mejor para todos y no sólo de las clases sociales más altas. Además, se elige un líder representativo de lo que la masa entiende por éxito: riqueza económica y seguridad en sí mismo.

Según Freud, el liderazgo se produce cuando un grupo de personas elige un representante que ostenta aquello que ellos no tienen. En la actualidad, EEUU de forma destacada al resto, tiene una de las brechas sociales de mayor distancia entre ellas, con una clase social burguesa y tecnológica de gran poder adquisitivo, y una américa profunda muy pobre y con unas expectativas de futuro de progreso muy negras que les hace sentir una muy baja seguridad en sí mismos. En ese contexto, y según la teoría de Freud, era de esperar que la masa organizada americana eligiese un líder con aquello que ellos no tienen, dinero y seguridad.

Lo peor de todo esto, es que la acción de ese tipo de líderes, ya sean políticos o empresariales, tienen unas consecuencias muy negativas para sus empresas o sus ciudadanos. Estas consecuencias son lógicas, pues no fueron elegidos por sus competencias de gestión, con lo que su acción de gobierno o gestión es incompetente no llegando ni siquiera a los niveles más bajos de eficacia.

El psicólogo Tomás Chamorro-Premuzik estudia esta forma de selección de liderazgo en su libro “¿Por qué tantos hombres incompetentes se convierten en líderes?” y cuenta, además, que este proceso ocurre más en hombres que en mujeres justamente porque los hombres son más arrogantes y narcisistas que las mujeres. Chamorro también introduce la idea de que las personas más humildes y capaces de gestionar de forma eficiente a sus equipos de trabajo, normalmente no son elegidos porque la masa no los ve como representativos emocionales de sus carencias.

La humildad es de esas capacidades que si preguntas, la gran mayoría de las personas te dirán que tienen. La competencia es otra capacidad que si preguntas, las personas te dirán que son competentes en lo que hacen. Humildad y competencia no son hoy día los rasgos de nuestro representante ideal.

Pero ¿esto será así siempre? Lo será mientras nuestro sistema educativo no trabaje competencias como el análisis crítico, la resolución de problemas complejos, la empatía y la seguridad en uno mismo. Para el poder, una masa inculta y humilde es siempre su mayor bastión, y sin embargo, siempre esperamos de ellos una mejor educación y riqueza ¿pensáis que nuestros objetivos y los ellos son los mismos?

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