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El reto estratégico hoy es encontrar las preguntas correctas

Artículo actualizado: 15/11/2022

En un contexto en el que los mercados y las reglas cambian tan rápido, hemos de dedicar más tiempo a la revisión de la validez de las preguntas, y no tanto a sus respuestas.

Los directivos, empresarios y emprendedores del sigo XXI se están enfrentando hoy día a un nuevo contexto empresarial sustentado principalmente por el caos y la velocidad de cambio. En este nuevo entorno, las habilidades que toman más importancia ya no son las que eran, y habilidades como la creatividad, la colaboración, el pensamiento crítico y la resolución de problemas son ahora más importantes que nunca.

En mis conversaciones con directivos, profesores de universidad y emprendedores de éxito, insisten sobre todo en una habilidad con la que poder trabajar todas las anteriores, y es la habilidad de hacer las preguntas adecuadas.

Peter Drucker ha sido uno de los gurús de la gestión empresarial más reconocidos de las últimas décadas, y le gustaba decir que: “Las preguntas correctas no cambian con tanta velocidad como las respuestas”. Esto es justo lo que necesitamos en un momento de gran velocidad. Necesitamos preguntas nuevas que pongan en duda creencias arraigadas, y que sean válidas durante un tiempo adecuado para poder trabajar en sus respuestas.

El método socrático

Drucker seguía el método socrático para alcanzar el verdadero problemas, y después su solución, gracias a la poderosa herramienta de las preguntas. El método socrático persigue la enseñanza junto al desarrollo del pensamiento crítico. Su principal función es hacer cuestionable las verdades más profundas que nos condicionan con el objetivo de animar a una comprensión más profunda de un tema en particular. Básicamente, hay que cuestionarlo todo sin dejar ninguna situación por investigar.

El verdadero propósito del método socrático no sería definir y afirmar una cuestión en particular, sino aumentar la compresión sobre el tema. Se utiliza un lenguaje coloquial para convencer a alguien de que sabe menos de lo que pensaba viéndose obligado a abrir su mente a nuevas posibilidades que no había considerado antes. La calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas.

El arte de preguntar

Tanto en las técnicas de creatividad como de pensamiento crítico, las preguntas correctas son de nuevo la clave, y me atrevería a decir que tanto o más que la propia técnica por el hecho que las técnicas tienen que tener como objetivo la solución a un tema, y éste ha de ser formulado bajo preguntas. Las preguntas son más importantes que las respuestas.

Alex Osborn, creador de la técnica del brainstorming afirmaba que la pregunta era la más creativa de las conductas humanas. Albert Einstein, por otro lado,  creía en la importancia de no dejar de hacerse preguntas a uno mismo, y además, decía que la formulación de un problema era más importante que su solución.

Para ser creativo y crítico, hay que utilizar con naturalidad el empleo de las preguntas básicas  “Quién“,  “Qué“, “Dónde“, “Cuándo“, “Por qué” y el “Cómo“, y así poder formular preguntas complejos.

Extrapolando lo que dijo Voltaire a los profesionales: ‘Juzgue a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas’.

Experiencia personal

Por mi experiencia, en mí labor de consultoría para empresarios, emprendedores y directivos, cuando hablo con ellas el desafío es siempre el mismo: cómo hacer cosas que nadie haya hecho antes.

Esto te obliga a repensar cuáles son las reglas y las verdades asumidas como tal que se puedan romper. Para hacer esto, lo mejor es dedicar tiempo a formular nuevas preguntas que hagan temblar las evidencias aceptadas. El objetivo es entender cuáles deben ser las preguntas que hay que hacerse, preguntas no lineales y por supuesto, no intuitivas. Son este tipo de preguntas las que llevan a algunas empresas a estar en continua construcción de nuevos modelos de negocio y disruptivas estrategias de innovación.

“Es díficil ser alguien que piensa bien y hace preguntas pobres”

Las preguntas que todo emprendedor ha de saber contestar

Tal y como dice Peter Thiel, todo emprendedor ha de saber contestar a ciertas preguntas sobre su negocio, y si no pudiera, la “mala suerte” se cruzará en su camino y hará fracasar el proyecto.

Estas preguntas son las siguientes:

  1. ¿Puedes crear tecnología punta en lugar de mejoras incrementales?
  2. ¿Es el momento adecuado para crear tu empresa?
  3. ¿Vas a comenzar con una cuota de mercado pequeña o grande?
  4. ¿Tienes el equipo adecuado?
  5. ¿Tienes un modo de distribuir el producto creado?
  6. ¿Puedes defender tu posición a a diez años vista?
  7. ¿Has identificado una oportunidad que nadie ve?

Si puedes contestar con cierta seguridad como mínimo a cinco de las siete preguntas anteriores, quizás, sólo quizás, tengas un buen negocio entre las manos.

Muy en relación con estas ideas, os dejo un aporte de un artículo publicado por la Harvard Business Review titulado “Better Brainstorming” en el que se refuerza la idea de las preguntas para establecer soluciones y estrategias.

El arte de preguntar en RRHH

Otro ejemplo de buenas preguntas lo hace Chris Williams, antiguo director de Recursos Humanos de Microsoft, en un artículo publicado en Business Insider. Siguiendo las palabras de Chris, en síntesis, podríamos decir que sí hacemos preguntas vagas obtendremos respuestas vagas, y como decíamos anteriormente, se nos juzga por nuestras preguntas.

Por tanto, en una entrevista de trabajo, el candidato, en su objetivo de conocer a fondo la empresa para la que está siendo entrevistado, en lugar de preguntar “¿Cómo es el jefe?” la pregunta correcta sería: “En la último vez que salió algo mal de verdad ¿Cómo actuó el jefe de la empresa?”.

Otro ejemplo sería no preguntar “¿Cómo de fácil es ascender en la empresa?”, sino que la pregunta sería: “¿Cuál fue la última vez que ascendiste en la empresa?”. Parece la misma pregunta, pero no lo es, hemos pasado de lo general a lo específico, y es mucho más incisiva y directa.

Por último, otro ejemplo es no preguntar sobre la cultura de la empresa, sino que la pregunta sería: “De todos los lugares en que has trabajado ¿En qué lugar estaría está empresa?”.

Preguntas directas con las que obtendrás respuestas directas y que dirán mucho sobre tu capacidad de reflexión.

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