Ética y legalidad en aplicaciones basadas en inteligencia artificial

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El nuevo reglamente general de protección de datos de obligado cumplimiento en Europa (RGPD) puede tener consecuencias negativas para el desarrollo de la Inteligencia Artificial.[/vc_column_text][vc_column_text]

Introducción

La inteligencia artificial (IA) acompaña al ser humano desde hace muchos años atrás. Es en el año 1956 cuando tiene lugar la Conferencia de Dartmouth, momento en que los investigadores más conocidos a nivel mundial adoptan el término de “Inteligencia Artificial”. Sin embargo, es en los últimos cinco años cuando se puede afirmar que la IA forma parte de nuestras vidas desde multitud y variados ámbitos de actuación.

La transformación digital en la que las empresas españolas están inmersas, está acelerando el proceso de adopción de nuevas tecnologías. El objetivo de las empresas con tal transformación es no quedarse atrás en una carrera hacia nuevos modelos de negocio y organización más competitivos y eficientes.

En esa frenética carrera por la incorporación de nuevas tecnologías, la IA no sólo no se ha quedado atrás, sino que está liderando gran parte de los proyectos de transformación digital de las empresas en multitud de sectores. Industrias como la educación con iniciativas de aprendizaje personalizado, la sanidad con la utilización de algoritmos inteligentes capaces detectar anomalías, o el transporte con proyectos de conducción automática basados en IA son sólo la punta del iceberg de los beneficios que la IA puede aportar a la transformación digital de las empresas en particular, y a nuestra sociedad en general.

Desde un enfoque más interno, la IA está mostrando un gran crecimiento en todos sus campos de actividad como son la robótica, los sistemas expertos, el procesamiento del lenguaje natural, los algoritmos genéticos, el aprendizaje automático y la computación cognitiva.  En todos ellos los avances han sido sorprendentes a la vez que prometedores, y en ocasiones, generando expectativas difíciles de asimilar. La IA puede convertirse en la tecnología que muchas empresas estaban buscando para llegar a ser organizaciones exponenciales.

Pero todo sector con niveles de crecimiento exponenciales genera cierto grado de caos, y por tanto, generan incertidumbre que se ve transformada en miedos cuando no somos capaces de poner a tiempo las barreras y limitaciones necesarias. Por este motivo, ética y legalidad deben ser dos campos de reflexión que permitan un crecimiento ordenado de las aplicaciones de la IA, tal y como todos queremos.

Desde el enfoque legal, hay que decir que ha aparecido un cambio que puede impactar de lleno en el desarrollo de la inteligencia artificial. Se trata del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GRPD) (El Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, 2016) el cual regula un nuevo ámbito de protección hacia las personas físicas en relación al tratamiento de sus datos personales como un derecho fundamental. Esta nueva normativa de aplicación para todos los países de la Unión Europea determina que todas las empresas que gestionen datos de sus ciudadanos están sujetas a ella. La ley ofrece nuevos derechos a los ciudadanos, como por ejemplo el derecho al olvido, el derecho al acceso de sus datos, o bien, el derecho a la portabilidad de los mismos, es decir, a poder recuperarlos y cederlos a otro responsable. Además, las empresas estarán obligadas a informarte sobre qué harán con tus datos, o incluso, sin han sufrido una brecha de seguridad y, por tanto, los datos se han visto comprometidos en su confidencialidad.

Esta nueva normativa puede suponer un verdadero freno al desarrollo de la IA, pues ésta tecnología precisa de gran cantidad de datos para el entrenamiento de sus algoritmos supervisados. ¿Será entonces la nueva normativa GRPD un freno para el avance de la IA en la actualidad?

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